sábado, 4 de enero de 2014

Adicción a Internet, un fenómeno en estudio

Adicción a Internet, un fenómeno en estudio

La compulsión a estar conectados todo el tiempo que tienen muchas personas ya es motivo de preocupación, y hay quienes hablan de "adicción". Para los psicólogos no es una patología nueva, sino que es un trastorno que tiene que ver con el control de los impulsos. Cuáles son los síntomas.
Se pasan horas frente a la PC, sin poder despegarse de las páginas web, los mensajeros instantáneos o las salas de chat, duermen poco y prefieren comer frente al teclado que en la mesa familiar. ¿Locos por Internet? ¿O adictos?
Ya hay quienes hablan de un "trastorno por adicción a Internet" como si fuera una patología específica. No es sorprendente, ya que a la Web le pasa lo mismo que a la televisión a muchos videojuegos: se la acusa de provocar una serie innumerable de males que van desde problemas físicos hasta menos comprobables problemas psicológicos que derivarían en una suerte de esclavitud mental hacia la web. En rigor, lo importante es distinguir cuando el gusto de conectarse se convierte en una compulsión difícil de contener.

Cómo lo explica Constanza López, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador, esta llamada adicción, en realidad, está incluida en el trastorno de control de los impulsos. "Es una categoría que se encuentra en el Manual de Trastornos Mentales (DSM IV) de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA). Allí se define claramente estos trastornos como la ‘perdida de control sobre la propia conducta’ en el uso, por ejemplo, de las computadoras".

¿Cómo se manifiesta este trastorno? Algunos síntomas son el irrefrenable deseo de conectarse todo el tiempo, irritabilidad y el consiguiente deterioro de las relaciones con el entorno. "La tensión aumenta en la medida que la persona no puede acceder a Internet, un deseo que permanece todo el tiempo en su cabeza", agrega la psicóloga, quién prepara su tesis de maestría con este tema.

Otros síntomas son el deseo de encerrarse frente a la pantalla sin que nada ni nadie moleste, dificultad para dormir o imposibilidad de controlar el tiempo que se está en línea. "La cantidad de horas conectados es un síntoma relativo porque se puede dar el caso de una persona que trabaja en línea 8 o más horas y cuando llega a su casa no quiere saber nada con Internet", aclara López.

En el mundo las cifras que publican varios organismos no dejan de alarmar sobre el crecimiento de la supuesta "ciberadicción". El 10 por ciento de los españoles ya la sufrirían, según una investigación publicada en agosto de este año, por el Observatorio de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, organismo que depende del Ministerio de Ciencia y Tecnología de ese país.

La fascinación del chat

mientras tanto, las cifras juegan a las escondidas ya que no existen, por el momento, estudios importantes sobre esta clase de trastorno. Sin embargo, y desde la universidades, ya se plantean distintos trabajos de investigación relacionados con el uso y abuso de Internet.

Gabriela Fiel Martínez, psicóloga egresada de la Universidad de Belgrano estudió el fenómeno del chat y volcó los resultados en su tesina final, en los que dice que los argumentos que usan los que no pueden desconectarse de la Red son similares a los que usan las personas "dependientes de alguna sustancia, como la droga".

Fiel Martínez también menciona el poder y la necesidad de control entre los fanáticos del chat. "Los grupos de charla de Internet logran llevar a la persona a un estado de trance donde aparecen sentimientos de pertenencia, de control y de poder, brindando bienestar y haciendo sentir al sujeto que está más allá del dolor".

"De esta manera -escribe en su investigación- se anulan los sentimientos negativos que tiene el sujeto respecto de sí mismo y de los otros, alcanzando un estado sumamente estimulante".

Para Alfredo Cía, coordinador de la Sección de Trastornos de Ansiedad de la Asociación Psiquiátrica de América latina, los que están en mayor riesgo son "aquellos con tendencia a aislarse del mundo real, los tímidos e introvertidos y quienes tienen más dificultades para establecer una relación cara a cara". También, apunta, "los adictos al sexo o a distintas perversiones pueden encontrar un canal de manifestación y de engaño".

¿Se puede salir de esta situación? Para Mario Kiektik, médico psiquiatra y licenciado en comunicación responsable del Centro para el tratamiento de ciberpatologías (Citcp) sí. El tratamiento consiste, como con cualquier patología compulsiva, en el reconocimiento del problema por parte del paciente y después "identificar los 'gatillos', factores o situaciones que disparan el uso no controlado de Internet y re-aprender a realizar un uso moderado".

El modelo -asegura- es similar al que se usa en los programas de comida compulsiva, drogadicción alcoholismo. Agrega que en los Estados Unidos usan software especial para limitar el uso o el acceso a ciertos sitios, en forma gradual.
En Alemania un grupo de psicólogos eligió un método más drástico: inauguraron en el balneario de Boltenhagen un centro de rehabilitación, dónde los pacientes dejan el encierro, comen mejor y sólo navegan por Internet no más de 30 minutos. Los especialistas quieren estimular allí la creatividad que se supone arrebata la Red y enseñan a los ciberadictos en recuperación, distintas alternativas para ocupar el tiempo libre.


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